Suena a un jodido tópico pero la historia de Nitch y Boston Pizza Records es un amor a primera vista. El septiembre pasado, Pablo y yo estábamos en Vic porque Zephyr Lake tocábamos en el Festival Hoteler. Justo antes de nosotros (o después, ahora no recuerdo) tocaba una banda llamada Nitch que ninguno de los dos conocíamos. A los 3 minutos de concierto ya nos estábamos mirando con cara de "HO-LY-FUCK!" Teniendo un grupo tienes la oportunidad de ver tocar a muchas bandas locales que a veces te gustan y a veces no, pero no pasa a menudo que te quedes tan flipado como nos quedamos los dos.
El tema es que no fue cosa de un día. Les volvimos a ver tocar algunas veces y siempre salíamos los dos del concierto con la sensación de que Nitch no era un grupo normal. Su música es difícil de catalogar. Obviamente te vienen a la mente los 90, el grunge, el indie rock de la época, pero lo que atrae de sus canciones es una melancolía y una atmósfera muy jodida que es difícil de definir. Sus conciertos son intensos y sin pausas. Es extraño porque sus canciones no son fáciles de recordar, son largas y no son pegadizas en el sentido en el que lo decimos normalmente, pero tienen algo misterioso que te atrapa, se te meten dentro.
Nos pone muy contentos tener esta cinta de cuatro canciones en nuestras manos porque materializa un deseo que tuvimos desde el primer momento. La edición ha quedado genial: cinta gris transparente, caja negra, cincuenta copias; y el dibujo de la portada, de Pablo, me recuerda un poco a los dibujos de Nick Blinko.
Disponible a partir de YA pidiéndola por correo o en los conciertos de todos los grupos de Boston Pizza Records.
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